¡El árbol y el temporal!

Estos días nos han estado bombardeando, por todos los medios, con información sobre los temporales de nieve, viento y agua, de las que casi nadie se ha librado.

• ¡Luis!, ¡no se te ocurrirá hablarnos del tiempo!
• Hablaré de los temporales que nos acontecen a título personal.

Muchos de vosotros sabéis que mi paseo favorito es cerca de las playas, privilegio que tenemos los que vivimos en la costa. A pesar de que las playas están muy limpias, después del temporal siempre aparece de todo en la orilla. Y ayer me encontré algo relativamente habitual, un gran tronco de árbol. No sé si venía de la mar o había bajado por la ría. El tronco se veía seco, con alguna rama todavía, pero daba la impresión que hacía ya mucho que ese árbol no tenía vida.

¡El árbol y el temporal!

• ¡Qué pena! ¡Los estragos del temporal!
• Como soy muy positivo me acordé de una metáfora.

Joost Scharrenberg, en su página Contarcuentos.com nos narra la Metáfora Árbol con frutas:

– Las adversidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación – dijo el maestro.

Y lo explicó del siguiente modo:

– Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio… hasta que llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas.

Y concluyó el Maestro:

– Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar.

A nadie le gustan los temporales, sobre todo cuando los sufrimos en propia carne. Siempre implican pérdidas de todo tipo. En demasiadas ocasiones nos comportamos como el pájaro sin árbol que se queda lamentando su pena:

• He perdido mi sustento, el árbol seco en que me guarecía.

Pero en ocasiones hay pájaros, como los de la fábula de Joost, que prefieren buscar nuevos árboles… y cuando encuentran un árbol frondoso, cargado de sabrosas frutas, el pájaro triste, el que no se movió, dice:

• ¡Qué suerte tienen algunos!
• ¡Pero si tuvo que recorrer una gran distancia para buscar otro futuro!

Cada vez que llega un temporal, en nuestra mano está afrontar la situación. Muchas veces necesitamos de “terremotos” en nuestra vida para salir de lo conocido y buscar nuevos horizontes. También podemos quedarnos quietos y lamentar “nuestra mala suerte”

Tú decides:

Te quejas y permaneces quieto junto al árbol seco

O

Te mueves en busca de futuro, de un árbol esplendoroso

Si hay una obra musical que, para mí, refleja lo que acontece con un temporal es Peer Gynt, de Edvard Grieg. Dentro de toda la obra, me quedo con La canción de Solveig. Tras el temporal, un atardecer tranquilo sobre el mar escandinavo nos confía que el protagonista llegará a puerto. En la versión cantada unas estrofas nos dicen:

Puede pasar el invierno y desaparecer la primavera,

el verano también se irá y después el año entero

Pero lo que se seguro es que volverás de nuevo

volverás otra vez

y que como prometí entonces me encontrarás esperándote

No temamos al temporal y confiemos en llegar a puerto, luchemos y seamos pacientes

Dedicado a mi padre, quien hoy cumpliría años y a quien le encantaba Peer Gynt.

©Luis Juli Aydillo       

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Fotografía de Pixabay